Basura Convertida en Energía Eléctrica
Se trata de un proceso respetuoso con el medio ambiente que da una nueva utilidad a los residuos orgánicos generados por la actividad humana, sin duda la materia prima más barata de la que disponemos para producir energía.
El uso del biogás, obtenido a partir de la materia orgánica, resulta una opción muy interesante desde el punto de vista ambiental; la biomasa es un recurso renovable que puede utilizarse como materia prima en sustitución de otras fuentes de energía con un mayor impacto sobre el medio ambiente y la salud, como es el caso de los combustibles fósiles. Además, ésta permite evitar la emisión a la atmósfera de gases de efecto invernadero, sobre todo metano, que suelen generarse en cualquier vertedero.
Aunque no podemos decir que esta materia tenga capacidad suficiente para sustituir a otras fuentes de energía más contaminantes, es razonable afirmar que la suma de formas sostenibles de generar energía sí puede ser una alternativa real. Todo esfuerzo por impulsar y apoyar nuevas fórmulas contribuirá, por tanto, a encontrar nuevas soluciones más viables al problema energético. La obtención de electricidad a través del biogás de los residuos urbanos se ajusta perfectamente a los criterios definidos para lograr un desarrollo sostenible, dado que el impacto ambiental de la generación de energía es mínimo.
Además, la materia prima tiene un coste relativamente bajo, ya que se reutiliza un residuo y, al mismo tiempo, se reduce la emisión de elementos contaminantes a la atmósfera.
El proceso para la producción de electricidad tiene su comienzo en los vasos donde se depositan los residuos urbanos. Durante su descomposición, estos materiales producen un gas que se recupera a través de pozos y se conduce por una compleja red de tuberías hasta la planta de aprovechamiento energético. Entonces, esta materia es aprovechada y tratada para generar energía eléctrica.
La última fase está destinada a la generación de energía, y finaliza en un centro de transformación. Allí, toda esa electricidad generada se exporta a la red externa de abastecimiento de la compañía eléctrica para que pueda ser consumida.
Esta tecnología tiene un futuro muy amplio. Podrá utilizarse en los basureros para desintegrar toda la basura que generan las grandes ciudades, y así, al ser Convertidores de Plasma tan grandes, también podría generar electricidad para esas mismas ciudades.
Corriente Inalámbrica
Un paso hacia la utopía de no volver a conectar nuestros electrodomésticos o aparatos eléctricos/elctrónicos ha sido desarollado por un grupo de investigadores del MIT (una de las mejores universidades tecnológicas del mundo) basados en las ideas del Físico del siglo XIX – XX Nikola Tesla.
Marin Soljacic, profesor e investigador del MIT ha venido trabajando en este sistema de Electricidad Inalámbrica conocido como Wi-tricity (Wireless Electricity).
Usando el principio de resonancia con una baja frecuencia es posible amplificar enormemente la distancia a la cual puede ser llevada un voltaje inducido, lo más importante de esto es que dicho voltaje tiene la suficiente magnitud para el desarrollo de aplicaciones interesantes como encender una bombilla de 60 Watts a más de dos metros de distancia.
Tesla en sus experimentos logró encender una bombilla que sostenía en su mano ubicada a varios kilómetros de una gran bobina Tesla, dicho aparato alimentado a una red eléctrica local, puede tomar su señal y reducir en ella gradualmente la corriente, aumentando enormemente el voltaje, pero las dimensiones del aparato son cercanas a los 25 metros de altura.
Casi nada en compración a eso es el tamaño de este nuevo sistema, que consta de un transmisor conectado a la red eléctrica y diversos adaptadores para recibir el voltaje inducido, generar en ellos una corriente que alimentará los dispositivos, el aire sirve como dieléctrico y los muros y campos eléctricos de otros dispositivos no crean interferencia o atenuaciòn. Dada la resistencia eléctrica del cuerpo humano y la baja frecuencia usada para crear resonancia, estamos excentos de posibles efectos por el uso de esta tecnología.
Coches Eléctricos y Desarrollo Sostenible
La clave para la lucha contra el cambio climático estriba en una tecnología mejor. Tenemos que encontrar nuevas formas de producir y utilizar la energía, satisfacer nuestras necesidades alimentarias, trasladarnos de un lugar a otro y calentar y refrescar nuestros hogares, que nos permitan reducir el consumo de petróleo, gas, carbón, fertilizantes de nitrógeno y otras fuentes de gases que provocan el efecto de invernadero. Una de las novedades más interesantes que se perfilan en el horizonte es la nueva generación de automóviles eléctricos.
En primer lugar, habrá muchos tipos de vehículos eléctricos, incluidos el eléctrico híbrido, el vehículo sólo con batería y los vehículos propulsados por células de combustión de hidrógeno, esencialmente una batería alimentada por una fuente externa de hidrógeno. Esos diferentes vehículos podrán aprovisionarse en innumerables fuentes energéticas.
Las electricidades solar, eólica y nuclear -todas ellas carentes de emisiones de CO2- pueden alimentar la red energética que recargará las baterías. Asimismo, se pueden utilizar esas fuentes energéticas renovables para dividir el agua en hidrógeno e iones de hydroxyl y después utilizar el primero para propulsar las células de combustión de hidrógeno.
En segundo lugar, la capacidad de almacenamiento de la flota de vehículos desempeñará un papel importante en la estabilización de la red energética. No sólo los vehículos propulsados por batería obtendrán corriente de la red eléctrica durante la recarga, sino que, además, cuando estén estacionados, podrán devolver la electricidad suplementaria a la red durante los periodos de mayor demanda.
En tercer lugar, los vehículos propulsados por electricidad harán posible un nuevo mundo de vehículos "inteligentes", en los que los sistemas de sensores y las comunicaciones de vehículo a vehículo permitirán la protección contra las colisiones, la distribución del tráfico y la dirección remota del vehículo.
La nueva era del vehículo eléctrico ejemplifica las importantes oportunidades que podemos aprovechar, mientras avanzamos desde la insostenible era de los combustibles fósiles hasta una nueva era de tecnologías sostenibles.
Sin embargo, la concepción del automóvil de Burns nos recuerda que la transición a la sostenibilidad puede aportar avances reales en la calidad de vida, cosa que es aplicable no sólo a los automóviles, sino también a la elección de sistemas energéticos, diseños de edificios, planificación urbanística y sistemas alimentarios.
Debemos replantearnos la amenaza climática como una oportunidad para la transformación y la cooperación mundiales en una serie de avances tecnológicos a fin de lograr el desarrollo sostenible. Mediante ingeniería de última hora y nuevos tipos de colaboración entre el sector privado y el público, podemos acelerar la transición a escala mundial a tecnologías sostenibles, con beneficios tanto para los países pobres como para los ricos, y con ello encontrar una base para acuerdos mundiales sobre el cambio climático que hasta ahora han resultado esquivos.
Características de un Vehículo Eléctrico:
Conversión de Energía Termal del Oceano en Eléctrica
Utilizar el océano como un gigantesco colector de energía solar térmica es el objetivo del sistema denominado "Conversión de la Energía Termal del Océano" (OTEC). Sus defensores aseguran que podría cubrir las necesidades energéticas de todo el mundo y ofrecer otras aplicaciones. El calor oceánico podría utilizarse para sistemas de aire acondicionado, desarrollar granjas agrícolas y piscifactorías, producir agua dulce desalada, extraer minerales o luchar contra el cambio climático. A pesar de su potencial, las instalaciones de OTEC se mueven a nivel experimental o en fase de proyecto. Pero los costos crecientes de los combustibles fósiles y el interés por las energías ecológicas han revivido hoy en día su interés.
El sistema de OTEC pretende aprovechar el calor oceánico como una fuente energética ecológica. Sus defensores aseguran que es constante y permanente, a diferencia de otras energías renovables, como la eólica o la fotovoltaica. Pero no vale cualquier zona: estas instalaciones se basan en la diferencia de temperatura, de al menos 20 grados, entre la superficie y el fondo de los océanos.
Según estimaciones del Laboratorio Nacional de Energía Renovable (NREL) de EE.UU., en un día medio, 60 millones de kilómetros cuadrados de los mares tropicales absorben una cantidad de radiación solar equivalente en energía a unos 250 millones de barriles de petróleo. Si el 0,1% de esa energía solar almacenada podría convertirse en energía eléctrica, podría abastecerse en más de 20 veces el consumo total de electricidad de EE.UU. La Ocean Energy Council, una organización sin ánimo de lucro para el aprovechamiento de la energía oceánica, calcula que con el 1% de la energía generada por la OTEC se cubriría entre 100 y 1.000 veces el consumo eléctrico actual mundial.
Tipos de sistemas de OTEC:
1. Ciclo cerrado: el agua caliente de la superficie del mar es bombeada con un intercambiador de calor que vaporiza un fluido con un punto de ebullición bajo (amoníaco o freón). El vapor en expansión mueve un turbo-generador y origina electricidad.
2. Ciclo abierto: el agua caliente se coloca en un recipiente de baja presión para que hierva. El vapor en expansión impulsa una turbina conectada a un generador eléctrico. El vapor de agua se condensa de nuevo en un líquido por la exposición a bajas temperaturas de las aguas profundas del océano.
3. Híbrido: combina las características de los dos sistemas anteriores. El agua caliente se introduce en una cámara de vacío para su evaporación, con un método similar al de ciclo abierto. El vapor de agua evapora un líquido de bajo punto de ebullición en un circuito de ciclo cerrado que mueve una turbina para producir electricidad.
La electricidad generada en estas plantas se podría utilizar para producir otros combustibles y productos, como hidrógeno, amoniaco o metanol. Las instalaciones de OTEC de ciclo abierto o híbridas pueden producir grandes cantidades de agua dulce. En teoría, una instalación de 2 megavatios podría producir unos 4.300 metros cúbicos de agua desalada diarios.
La mayoría de las plantas de OTEC se instalarían en zonas tropicales de alta mar, lejos de los consumidores. Sus defensores argumentan que como todo sistema experimental, los comienzos son muy costosos. El desarrollo tecnológico y la subida de los precios de los combustibles fósiles, así como sus otras posibles aplicaciones, podrían hacerlo más competitivo y reducir su impacto ambiental.
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